Creemos en el poder de las pequeñas cosas, de fuerza
de la individualidad unida, de la pasión y la alegría
como motor de transformación, y estamos convencidos
de que Cambiar el mundo… es cosa de niños.
Por eso, como creemos. CREAMOS.
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Había una vez un niño, un niño de 10 años, piel negra, rostro serio, ojos de liebre… Decían que era capaz de ver crecer la hierba, de percibir el estirarse suave de un mango, el flirteo de la luz y la arena… De tanto observar la vida, a veces un ojo miraba un lado, el otro otro, estrábico, decían los hombres blancos que era eso… «audaz» dirían allí los sabios negros.
El niño, cruzó el desierto, esquivo balas, vio llorar, y morir, vio ayudarse los unos a los otros, compartir raíces y tallos, vio lo peor, y lo mejor, del ser humano.
-Mamá, ¿por qué se matan los hombres? – Pregúntale al árbol de mango hijo, yo poco puedo saber.
Llego a un oasis, oasis seco de tierra y barro, pero sin balas.
Y en carpas blancas de plástico, entre miles, escuchaba hablar de números y letras. Educación decían, educación. Pero su corazón soñaba con retratar el mundo como el lo veía, como él lo soñaba en esa certeza honda, de que sin balas, el mundo era distinto. Educar, pensaba, es mostrar que el mundo es diferente a lo que nos empujan.
-Mamá, ¿por qué existen fronteras?¿quién dice que la tierra no es de todos? – Pregúntale al árbol de mango hijo, yo poco puedo saber. Apareció una chica de pelo rojo, reía. Llevaba una camisa negra y una mano en el pecho.
En el oasis, una vez al mes recibían comida, en largas colas, a diario, algo de agua. Pero no se reía. Gobernaba el silencio de la espera a los que aun no habían llegado de cruzar el desierto, y el fuego, y los gritos, y el duelo…
-Mamá, ¿sabe alguien que esperamos que se acabe la guerra? ¿sabe alguien que estamos en este oasis seco contando lunas? – Pregúntale al árbol de mango hijo, yo poco puedo saber.
Era rara aquella chica, como era raro el mundo que el muchacho veía con sus dos ojos atentos por separado, conversando juntos de tanto en tanto. Él se había fabricado una cámara mágica, cámara de papel para hacer fotos y guardar todos esos secretos, los planos certeros y precisos de ese otro mundo más allá de las balas. Le enseñaría a su madre el pelo rojo, la mano del pecho.
Ella, entre tantos miles, lo supo ver. No tan solo sus ojos y cámara de papel, si no su mundo, el mundo que él veía. Y se quedó prendada. Asombrada, de que más allá de los traumas, los niños sin orejas, las laceraciones en las sienes, los golpes, y las garras, un niño, con ojos de liebre, pudiera ver el mundo como de verdad es.
Y cuentan, que al poco volvió la chica de la mano en el pecho, a buscar al niño de la cámara mágica, y que lo hizo con un escuadrón de ángeles, que parecían haberse tragado mil jilgueros, coro Safari se llamaban, Victor Mandela se llama él.
Y dicen, dicen, que unieron voces y visión para un mismo mensaje, y que separados pero juntos.. juntos pero separados, se dispusieron firmemente a sembrar ESPERANZA y demostrar, que cambiar el mundo… es cosa de niños. El con su cámara, ellos con sus voces.
Todo comienza este 10 de julio y se hace más físico y palpable el 13 de octubre en el festival Esperanzah, como inmejorable puerto de salida para este nuevo viaje.
Te invitamos a ponerte cómodo, abrir los oídos y los ojos del alma todo lo que puedas, y a escuchar, lo que les conto al coro Safari y a Victor Mandela… el árbol de mangos.
La historia de una familia, un pueblo, una nación.
Con tan solo diez años ya ha vivido una guerra.
Ha visto la crudeza de un éxodo, y la desesperación de quienes lo pierden todo, pero da gracias por mantener la vida.
Le conocimos en Bidibidi, el campo de refugiados más grande del mundo, cuando entre los miles de niños del asentamiento, nos seguía a todas partes con una cámara de fotos de papel…
Sudán del Sur es el país más joven de la tierra… se independizó en 2011, pero desde 2013 el recrudecimiento de la violencia por los enfrentamientos entre el Ejército del presidente Salva Kiir y los fieles al vicepresidente Riek Machar (uno es dinka y el otro, nuer) han hecho que casi 4 millones de los 12 millones de sur sudaneses que tiene el país hayan tenido que huir de sus casas. Incontables los muertos.
Esta guerra va mucho más allá de la etnia, se basa sobre todo en decidir quién saca provecho de unos enormes yacimientos de petróleo que también las potencias mundiales miran con hambre.
Al Sur de ese Sur, en Uganda, más de un millón de sursudaneses han encontrado un lugar donde refugiarse de la guerra. Víctor Mandela es uno de ellos.
Cruzar la frontera es respirar con alivio. Primero son llevados a centros de registro, como el de Imvepi, donde hoy viven más de 1.000.000 sursudaneses. Y en los últimos meses también cientos de miles de congoleños.
Después se les reubica asignándoles una pequeña parcela de 30x30m en asentamientos como el de Bidibidi, que se ha convertido en el último año en el campo de refugiados más grande del mundo. Con cerca de 300.000 personas. Y este se une con otro asentamiento, y otro y otro más. Hasta llegar al más de millón y medio de refugiados en un año en el norte de Uganda.
Esta política de asilo es una de las más avanzadas y recibe aplausos internacionales, aunque es gracioso que la Unión Europea que lo aplaude no sepa aplicar en Europa programas parecidos. La intención es muy buena, los africanos son generosos y empáticos, casi todos antes o después pasaron por lo mismo, pero Uganda empieza a flaquear. Y, por supuesto, afronta problemas internos derivados de un presidente con tres décadas en el Gobierno, denuncias de represión, falta de democracia interna, corrupción y mucha pobreza. Ocupa el puesto 163 de 188 en el índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, pero si les preguntas que opinan de la acogida, cualquier ugandes te dirá que es lo lógico, que son sus hermanos, que no les pueden dejar morir.
Aunque para Víctor Mandela y el resto de refugiados llegar a Uganda supone haber salvado la vida, en estos asentamientos los problemas y las dificultades también son muchos. Desde la Fundación Nzuri Daima en alianza con los Marian Brothers, y con tu ayuda, trabajamos para mejorarlos.
Una garrafa amarilla contiene 15 litros de agua, el máximo diario por persona en los campos. En Europa, la media mínima está en 150 litros por persona y día.
Construir una casa. Regar el cultivo. Hacer la comida. Lavarse. Beber… ¿Y sin agua?
» Llueve. Cierro los ojos, abro las manos… llueve… Siento el agua correr entre mis dedos, siento el agua besándome los pies, acariciando mi cara… llueve. Llueve mientras rio agradecida por estar en el norte de Uganda, por estar ahora en una tienda pequeña y blanca, sin batería ni luz, pero sintiendo la lluvia que sale de una música que me hace que llueva, aunque no llueva. Y me envuelve el frescor, y me hace reír bailando en las estrellas, mientras que morir de sed no es una opción. El cansancio es tan grande, que ya no nos quedan fuerzas ni para rendirnos. No llueve, pero llueve, y llueven risas frescas de niños jugando en una rama de mango. De amor hecho miradas y toques silenciosos al coger la garrafa en asumida espera de cola hasta la fuente. Llueve. Llueve amor a borbotones. Llueve esperanza de que llueva. Y rasgando la vida y sus teorías, el frescor de la lluvia se me cuela en la boca y las entrañas, me hace ondular el pelo a pesar de que fuera hagan 40 grados en mitad de la noche. Escucho risas, tambores de plástico y de lata.. no saben por que ríen, el aire sabe a lluvia aunque no llueva, huele a bosque mojado… Y yo sueño la lluvia, por que en realidad.. no llueve.»
«Jasmine cogió mi mano mientras miraba al suelo con vergü… Aunty, dijo, podrías traer a alguien que nos enseñara a hacer compresas reciclables? Ser chica aquí no es fácil.. casi no tenemos agua, y sería una gran ayuda saber como hacerlas» La dignidad esta compuesta de todas esas pequeñas cosas cotidianas que nos hacen humanos.. iguales.
«- El otro día un hombre ciego cayó dentro de una letrina.- nos explica Samuel mientras año… – hacen falta letrinas adaptadas… ya han sufrido bastante, ya han sufrido bastante.-«
Para la autosubsistencia y la creación de sombras y espacios de recreo y alegría para las generaciones futuras:
» Me fascinan los árboles de mango. En el calor sofocante de una explanada puede erguirse orgulloso y sonreir.
Un día ví como en uno de estos árboles cinco niños jugaban en una de sus ramas como si fuera un balancín… El árbol se moría de risa!! Y pensamos lo maravilloso que es, el que un árbol frutal pueda no solo alimentar el cuerpo, si no también el corazón.
El frescor de lo verde, la secreta satisfacción de cuando al cuidarlo con mimo, compartiendo el poco agua con él, como con un hijo más, un día, florece, y da fruto.»
Educando el presente construimos el futuro.
«Bidibidi tiene 6 zonas, la zona 4, 10 villages, en el anexo 10 ninguna niña ni niño de secundaria va a la escuela porque de los tres colegios cercanos, uno esta a más de 20km, el otro a 15, y el más próximo, a unos 10, ya pertenece a otro campo de refugiados.
– Y es cierto que se casan siendo aun menores? – sí, es cierto… si no pueden estudiar… se casan»
porque queremos potenciar los dones y talentos como la mejor forma de educar a los futuros profesionales que trabajarán en el mundo, aprovechamos preciosos proyectos de otrasr organizaciónes y congregaciones, como estos de diseño y confección asi como en cocina, que permitirá a los jóvenes sursudaneses adquirir las herramientas necesarias de construir su futuro y su vida.
«Que blusa más bonita Devine! – Me la he hecho yo aunty. – Tú? Vaya! Donde aprendiste? Fui aun curso de costura.. toda la ropa de mis hijos la hago yo.»
El tiempo que se estira. El silencio y la espera interminable. La confusión del no saber, a veces del saber.
Compartir, alivia el peso.
«Isaac, ¿qué harías si tuvierais una radio?…»
en la misma línea que la radio, una manera de motivas a los niños y jóvenes, de potenciar sus dones y darles la oportunidad de expresarse y hablar al mundo.
Para la elaboración de papel y construcción de cajas y embalajes. No hay materia prima en esa zona mayor que la vegetación con la que poder elaborar papeles de fibra. Y si además limpiamos de residuos y reciclamos para mantener limpio el entorno, muchísimo mejor: Creación de empleo y esperanza, reciclaje, conciencia en el exterior. ¡Son todo ventajas!
«Quizas no tenemos en nuestras manos la solución para los problemas del mundo pero para los problemas del mundo tenemos nuestras manos»… Tiende la tuya. Muy pronto te lo contamos.
Porque una imagen vale más que mil palabras. Porque creemos en la cultura y el arte como medios de transformación. Y porque la ilusión y la poesia dan fuerza a los sueños.
«- Maestro, tengo un problema con mi hijo..
me trajo las notas del colegio:
una alta calificación en dibujo y una pésima calificación en matemáticas.
¿Qué harás? Dijo el maestro.
Le pondré de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de matemáticas!
Necio, ponlo de inmediato a tomar clases particulares con un profesor de dibujo.
Todos servimos para algo, pero no todos servimos para lo mismo.»
Con solo 1 euro al mes, libre de comisiones, a través de la plataforma segura y transparente de teaming.
Becando un estudiante, plantando un árbol, contribuyendo a construir una letrina o un pozo.
Tu tiempo, tus conocimientos y tu pasión son un tesoro. Ayudando en redes, proyectos o sensibilización… Compartiéndote cambias el mundo.
Cajas, tarjetas, etiquetas, bolsas, etc. Artículos para empresas, eventos, bodas… 100% reciclado y hecho a mano.
Sé el motor del cambio. Colabora con 10 euros al mes y recupera el 75% en la declaración de la Renta.
Juegos de mesa; un medio para no pensar.
Un instrumento; una herramienta para sanar el alma.
Un balón, unas zapatillas… las alas de la ilusión.
La historia de una familia, un pueblo, una nación.
GRACIAS MEDIASET, GRACIAS 12 MESES, fabulosas campañas llenas de corazón.
Felices de formar parte de esta y compartir miradas que cambian el mundo.
¿Cuánto pagarías por una sombra si estás a 40ºC?
Con 5 euros plantas un árbol regalando al futuro: sombra y frutos.
De adulto y niño. Algodón ecológico y diseño único regalo de la artista Malena Gomez Fridman. Cosidas a mano por una cooperativa de mujeres en el norte de África y cargadas de amor.
¿Te gustaría ver el mundo con los ojos de Victor Mandela?
Estas cámaras mágicas te lo muestran con una diapositiva de una foto real hecha por él. Varios modelos con los que a través de tus ojos, y su mirada, viajar a Uganda.
Nzuri Daima es una Fundación sin ánimo de lucro, que actúa a través de de la sensibilización y defensa de los derechos humanos en España, y de hermanamientos, microcréditos y proyectos tripartitos de cooperación internacional principalmente en África oriental (Uganda y Tanzania).
Nuestro deseo es hacer de este el mejor de los mundos posibles; la ilusión del rescate del niño interior; la escucha de los niños exteriores.
La convicción de que ES POSIBLE y de que todo va a salir bien. Que lo único que hace falta, es un pequeño giro, un cambio en la visión, un refrescar los ojos para mirar de forma nueva, y VER, con ilusión, optimismo, y ¡alegría!.
¿Quieres saber más sobre nosotros?
Por Yusta, por Fabiani, por Noela, por Ami, por Estrella, por Jack, por Morli, por Victoria, por Isis… por tantas y tantas pequeñas almas chisporroteantes que son ejemplo, impulso y despertar, a un mundo, lleno de maravillas. Pequeñas luces que abren el camino a la esperanza.
El deseo de hacer de este el mejor de los mundos posibles; la ilusión del rescate del niño interior; la escucha de los niños exteriores. La convicción de que ES POSIBLE y de que todo va a salir bien. Que lo único que hace falta, es un pequeños giro, un cambio en la visión, un refrescar los ojos para mirar de forma nueva, y VER, con ilusión, optimismo, y ¡alegría!
En Nzuri Daima todos somos voluntarios. El 98% de los fondos vienen de donaciones privadas y el 2% de donaciones publicas. De este total el 97% se dedica a la financiación de los proyectos de la Fundación Nzuri Daima y el 3% a gestión y gastos de oficina, sensibilización y aptación de fondos.